Diga lo que diga el diccionario, ser artesano es sinónimo de ser inconformista.
Porque los buenos artesanos sabemos que la perfección no existe,
pero no nos limitarnos a aceptarlo sin más.
El progreso se debe a aquellos que no se conforman con lo que ya existe y quieren mejorarlo:
Nuestras imperfecciones nos hacen únicos, sí,
pero la búsqueda de la perfección nos hace incombustibles y nos anima a seguir caminando.
En Hijos de Rivera el inconformismo expresa nuestra propia naturaleza
pero, sobre todo define una actitud con la que trabajamos todos los días.
Una manera de afrontar cada mañana en la fábrica, en la oficina, tras la barra o al volante de un camión.
Somos personas que dan lo mejor de sí mismas, que no bajan los brazos, pero que tampoco los cruzan.
Estamos orgullosos de nuestro origen y de nuestra forma de ser y estar en el mundo,
siendo conscientes de los límites del planeta,
colaborando con sus aliados y cuidando de su gente, con espíritu de gremio:
Porque sabemos que solos no vamos a cambiar el mundo,
pero hacemos todo lo que está en nuestras manos para conseguirlo.
Para nosotros, lo natural es saber por qué estamos aquí,
adaptándonos a una realidad que cambia a cada instante
pero reconociendo la imagen que nos devuelve el espejo.
Ese es el legado que recibimos y el que queremos transmitir:
amar quiénes somos sin dejar nunca de buscar la mejor versión de nosotros mismos.
Por eso, cuando nos preguntan por qué hacemos lo que hacemos,
en Hijos de Rivera lo tenemos claro:
Porque somos de naturaleza inconformista.