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Preparándonos para el mundo que viene

Conocer los principales riesgos a los que nos enfrentamos contribuye a mejorar nuestro funcionamiento compañía, pero también nos ayuda a hacer nuestra parte para afrontar los retos globales.

 

Vivimos en un mundo que, aunque cada vez es más grande –más de ocho mil personas lo habitamos–, cada vez nos resulta más pequeño. Si hace unas décadas dar la vuelta a los cinco continentes sería una cuestión de meses, hoy apenas nos llevaría unos días, muchísimos menos que a nuestro amigo Fogg.  Sin embargo, pensar y vivir de forma global también implica asumir que lo que sucede al otro lado del planeta, a cientos de miles de kilómetros, también puede tener graves consecuencias en nuestro día a día.

Los riesgos globales son, en palabras del Foro Económico Mundial (también conocido como Foro de Davos), «un evento o condición incierta que, de producirse, puede causar un impacto negativo significativo en una parte del PIB, los recursos naturales o la población del planeta». Por lo general, estos sucesos afectan a varias industrias en países diferentes a corto, medio y largo plazo, y sus consecuencias no se limitan al impacto directo del hecho en sí, sino que afectan a cuestiones generales del mercado, como la volatilidad económica, la incertidumbre o la capacidad de resiliencia de diferentes áreas.

Así, desde el año 2006, el organismo publica cada año el Informe sobre riesgos mundiales o Global Risks Report, un extenso documento en el que analizan de forma minuciosa la situación internacional con sus debilidades y fortalezas. Las conclusiones se basan en el trabajo de la Red de Riesgos Mundiales y en diferentes entrevistas y encuestas a profesionales y expertos en materia de seguros, geopolítica o economía. ¿Su objetivo? Trazar un mapa sobre la interconexión de los riesgos a los que nos enfrentamos y llamar a la colaboración de todos para poder minimizarlos.

 

Los principales riesgos a los que nos enfrentamos

En su último informe publicado, referente a los riesgos de 2023, el Foro Económico Mundial habla de un periodo de especial incertidumbre en todo el mundo. La mayor parte de vulnerabilidades detectadas se enmarcan dentro de los aspectos sociales y climáticos. Así como las crisis derivadas del aumento del coste de la vida son las más reseñables en el corto o muy corto plazo, las ambientales serán las que marcarán el ritmo de la próxima década: de los diez principales riesgos que afrontaremos en los próximos diez años, seis tienen que ver con asuntos medioambientales.

 

Riesgos sostenibilidad

Los expertos consideran que estamos asistiendo a un cambio de era económica y que la que se abre ante nosotros será más incierta, desigual y angustiosa para una buena parte de la población mundial. La compleja situación internacional a nivel geopolítico tras la pandemia y con el conflicto bélico de Ucrania –cuando se realizó este mapa, aún no había estallado la guerra entre Israel y Palestina– ha recrudecido una crisis inflacionaria que ha aumentado el coste de la vida y ha contribuido a aumentar la polarización y a erosionar la cohesión social. Así, pronostican que en los próximos dos años los efectos colaterales derivados de la situación socioeconómica y la crisis se traducirán en un aumento de la pobreza, las protestas y la inestabilidad política en varias partes del mundo.

A nivel medioambiental, mientras que a corto plazo destacan los fenómenos meteorológicos extremos, los desastres naturales y el fracaso de los planes de mitigación del cambio climático, en los próximos diez años estos últimos riesgos toman relevancia y se suman a problemas derivados de la pérdida de biodiversidad y la crisis de recursos. «Sin cambios significativos en la inversión o en las políticas, la interrelación entre los impactos del cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la seguridad alimentaria y el consumo de recursos naturales acelerará el colapso ecosistémico, amenazará el suministro de alimentos y los medios de vida en aquellas economías más climáticamente vulnerables, amplificará los impactos de los desastres naturales y limitará los avances más ambiciosos en las estrategias de mitigación», pronostican.

En el aspecto tecnológico, aunque el avance de la digitalización y herramientas como la IA tendrán un enorme potencial en cuestiones relacionados, por ejemplo, con la asistencia médica, también ensancharán la brecha de las desigualdades, con palpables riesgos como la ampliación de la desinformación o la destrucción de puestos de trabajo, además de incrementar el número de delitos cibernéticos o hackeos masivos.

 

Escuchar, prevenir, actuar

En este contexto de policrisis global y local, conocer los riesgos es el primer paso para poder atajarlos y para poner las vías necesarias para minimizarlos y evitar sus peores consecuencias: sabemos que, como seres interdependientes, nuestras decisiones y acciones tienen efectos en los demás.

Como compañía que opera en más de sesenta países, trabajamos constantemente para estar informados del contexto y actuar en consecuencia. En Hijos de Rivera nos encontramos en un proceso de mejora y refuerzo de nuestro modelo de gestión de riesgos, tomando como referencia el marco metodológico COSO ERM e ISO 31000, visiones que promueven una actuación integrada en la estrategia de las organizaciones para alinearla con los principios éticos y el propósito empresarial y trasladarla a los procesos y áreas de toda la organización.

Crear un impacto positivo en el planeta y las personas exige gestionar las incertidumbres y vulnerabilidades en un proceso de aprendizaje y mejora continuas. Así, fieles al espíritu inconformista que nos caracteriza, este ejercicio ya estará activa una Política Corporativa de Control y Gestión de Riesgos que hemos trazado durante los últimos meses y en el que establecemos una hoja de ruta para definir los principales tipos de riesgos a los que nos enfrentamos e imbricarlos dentro de nuestra gobernanza.

También hemos actualizado el mapa de riesgos corporativos, que contiene aspectos críticos que, de materializarse, podrían comprometer nuestros objetivos estratégicos. Así, dentro del mapa general, hemos establecido las siguientes tipologías de riesgos:

  • Estratégicos: pueden comprometer nuestros objetivos a largo plazo y se relacionan con las grandes tendencias internacionales. Incluyen las acciones relativas a agentes externos del mercado o a eventos inesperados de gran impacto.
  • ESG: relativos a los retos en materia de sostenibilidad, hacen referencia a la necesidad de adaptar las decisiones en materia ambiental, social y de gobernanza.
  • Información y reporte: afectan a la calidad, integridad y fiabilidad de la comunicación interna o externa.
  • Regulatorios y de cumplimiento: relacionados con las leyes, regulaciones o estándares del mercado en las diferentes zonas en las que operamos, así como de las políticas internas y la cultura corporativa.
  • Operacionales: afectan a los procesos de negocio y a la eficiencia de nuestra actividad.

 Sobre él, trabajamos para establecer el marco de respuestas en todos los ámbitos del negocio, integrándolo en nuestro modelo de gobernanza. Estamos trabajando en ambas áreas para crear un instrumento de gestión en el ámbito de negocio, control y supervisión para establecer líneas de defensa y mecanismos eficaces de actuación, en un proceso constante de análisis y mejora. Continuamos desarrollando el marco de seguimiento y respuesta para actuar hoy y prepararnos para el mundo que viene.

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