La instalación de una planta de recuperación de gas carbónico en nuestra fábrica de cervezas nos permite incrementar la circularidad del propio proceso de elaboración: conseguimos recuperar el CO₂ que se emite de forma natural durante la fermentación para emplearlo en otras etapas del proceso, con lo que reducimos la cantidad final de gas consumido y, en consecuencia, nuestra huella de carbono.