El cultivo del lúpulo en España no se realizó hasta mediados del siglo XX. Fue con el estallido de la Primera Guerra Mundial cuando, ante las difucultades de aprovisionamiento de esta materia prima fundamental para la elaboración de nuestras cervezas, comenzó la producción de lúpulo.
El ingeniero Leopoldo Hernández Robredo y el empresario José María Rivera, fueron los impulsores de la primera plantación de lúpulo en Galicia. El entorno de la Granja Agrícola-Experimental de A Coruña y las Mariñas betanceiras fueron las zonas donde comenzó a cultivarse.
Las primeras simientes inglesas llegaron a Coruña en el 1913, aunque la experimentación de su cultivo comenzó en 1915, plantándose, entre otras variedades, la golding o dorada, que fue la más productiva.
La difusión del lúpulo fue lenta, a pesar del apoyo que la Granja Agrícola recibió por parte de José María Rivera, su aceptación fue baja para el resto de cerveceros de España. Por otra parte, también hubo algunos problemas por parte de los agricultores al hora de introducir este cultivo. Tanto es así que sólo en la comarca de Betanzos fue donde acabó aclimatándose gracias al agricultor R. Fernández Meás.
El cultivo fuera de la Granja comienza en 1920, en un momento en el que ya se habían abierto d enuevo los canales de importación de la lupulina procedente de los países centroeuropeos. En consecuencia, la producción de lúpulo quedó circunscrita a la comarca de Betanzos y en cantidades poco significativas en la década de 1920.
Pero el experimento de la Granja Agrícola no fue en vano. En los años 30 la Diputación provincial coruñesa abogaba no sólo por la producción del lúpulo en Betanzos, sino también por una protección arancelaria del mismo, solicitando en 1935 que las cerveceras pagasen al mismo precio el lúpulo elaborado en el interior que el importado. Esta medida recibió gran apoyo y en 1937 se creó el Servicio Oficial para el Fomento del Cultivo del Lúpulo, estableciendo su sede en Coruña. Aún así, la capacidad de producción de nuestra fábrica en los años de la posguerra era extremadamente baja.
De nuevo, ante las dificultades de aprovisionamiento debido a la Segunda Guerra Mundial, los fabricantes cerveceros crearon la Sociedad Anónima Española de Fomento del Lúpulo, que situó en Betanzos sus principales instalaciones de recogida y secadero de la producción entregada por los labradores de la comarca.
Pero el crecimiento de producción llegó en los años cincuenta y sesenta, alcanzando el mayor pico en 1963 con 240 toneladas cosechadas de lúpulo seco. A partir de este momento, la producción del lúpulo descendió hasta su desaparición a principios de los ochenta. Las dificultades entre la sociedad Fomento del Lúpulo y los agricultores betanceiros y la substitución de la variedad golding por otras más suaves, que se adaptaron mucho mejor en otras regiones, como León, donde se ubica, actualmente, la producción de lúpulo en España. De esta forma terminó una etapa importante de experimentación y adaptación de esta planta industrial a las tierras húmedas y templadas de la comarca de Betanzos.