Hace ya algún tiempo tuve la oportunidad de escribir un artículo sobre la Formación en clave de Negocio. En él hacía mención a que el eje de la formación es el aprendizaje. No importa en qué y cómo me formo y sí el qué he aprendido y como lo traslado a mi desarrollo profesional y personal. A día de hoy existen múltiples metodologías de aprendizaje, que podemos clasificar en dos entornos:
– Formación tradicional
o Formación presencial: formador y alumnos comparten el mismo escenario
o Formación a distancia: el alumno recibe un material de aprendizaje, lo estudia y se examina de ello
o Mentoring: aunque el nombre parezca nuevo, es una forma de aprender que proviene de la cultura clásica. Interaccionan dos individuos: el mentor (experto que enseña lo que hace y cómo lo hace) y el aprendiz (persona que aprende)
– Formación a través de nuevos dispositivos
o e-learning: aprendizaje electrónico. El sujeto que aprende lo hace a través del ordenador.
o b-learning (blendel-learning): se trata de un paso más allá del e-learning. Es una metodología que combina la enseñanza presencial y la no presencial.
o mobile-learning: es el aprendizaje a través de dispositivos móviles (Smartphone, tableta,…). Normalmente se utiliza para desarrollar contenidos cortos a modo de píldoras formativas (micro-learning) apoyadas por múltiples recursos (fotos, documentos, audios, vídeos, …).
o c-learning: son comunidades de aprendizaje a través de las redes sociales (tuenti, Facebook, twitter, lindekin,…).
o Serious-game: aprendizaje “lúdico”, utilizando vídeo-juegos
Algunos datos básicos
En el año 2004 la formación presencial en España ocupaba el 87.7% del tiempo dedicado a la formación, el 1.5% a través de la formación a distancia y el 8.8% desde plataformas e-learning. El Informe Élogos de 2011, en el que colabora el IESE, sobre el Estado de la Formación en España señala que en las Grandes Empresas la formación no presencial supone ya un 31.6% del total de horas dedicadas a la formación. De ese porcentaje, el 29,1% se hace a través del e-learning y de b-learning y un 2.5% desde formación a distancia. Es decir, la formación presencial pasa, en un período de 6 años, de ocupar el 87.7% al 68.4%. La utilización de nuevos dispositivos para el aprendizaje supone un crecimiento anual del 5% y con una tendencia de incrementarse en un 10%. Por el contrario, el uso de las redes sociales para formación es anecdótico. Tan sólo un 20% de las entidades está haciendo algo en ese entorno.
¿Qué está pasando y qué escenario de futuro podemos tener?
El incremento de la formación a través de dispositivos electrónicos se debe, básicamente, a varios factores:
– La globalización de los mercados y el desarrollo empresarial provoca una dispersión geográfica del capital humano. Cada vez resulta más complicado y caro juntar a las personas para que compartan físicamente un mismo marco de aprendizaje.
– El ciclo de vida de productos y servicios es cada vez más corto. Ello implica tener que aprender lo nuevo a velocidad de vértigo.
– La actual coyuntura económica hace que las empresas trabajen en adelgazar sus costes. La formación online frente a la presencial supone un importante ahorro de costes de formación y de costes logísticos de acompañamiento de la formación.
– También es cierto que la demanda de la formación tiende a promover acciones de aprendizaje muy adaptadas a las personas y a su ritmo. El aprendizaje a través de dispositivos tecnológicos se adapta a las necesidades de cada individuo. Las nuevas generaciones han nacido en este escenario.
Todo esto no significa abandonar la formación presencial porque tiene un elemento diferenciador esencial: la relación social compartiendo un mismo entorno (profesor-alumno, alumno-alumno). La formación presencial debe seguir teniendo el mayor peso específico, siempre y cuando promueva aprendizajes prácticos y útiles que se puedan llevar a mejorar el negocio. Decía Confucio: “Lo oí y lo olvidé. Lo ví y lo recordé. Lo HICE y lo aprendí”.
El futuro escenario parece claro si somos coherentes con las premisas anteriores. El uso de los nuevos dispositivos de aprendizaje va a tener un desarrollo tremendo. Además, uno de los objetivos de cualquier organización es atraer a la persona hacia el aprendizaje. Para ello, el requisito imprescindible es ofrecer una forma de aprender que cumpla sus expectativas. El porcentaje de empleados de la llamada i-generación (también conocidos como “nativos digitales”) es alto. Requieren fórmulas de aprendizaje alternativas.
El desarrollo de las nuevas metodologías es imparable. Las redes sociales forman ya parte del día a día de mucha gente. Convertir el aprendizaje informal que sucede en las redes sociales en aprendizaje organizacional es, a día de hoy, uno de los retos que tenemos los departamentos de formación. Los programas e-learning están centrados en el contenido, las web 2.0 se asientan sobre las relaciones. Ese conocimiento que se comparte hay que transformarlo en aprendizaje desde una perspectiva de negocio y ello implica gestionarlo. Ya no nos vale lo anterior. Tenemos que e-volucionar. Einstein decía: “Si buscas resultados diferentes, no sigas haciendo lo mismo”. Las metodologías de aprendizaje y los nuevos dispositivos para el aprendizaje son ya una realidad.
¿Y nosotros?
Hace unos años hemos introducido programas e-learning enfocados al aprendizaje de ofimática, prevención de riesgos, inglés, habilidades directivas y de gestión.