José Luis Olmedo, Gestor de Proyectos I+D+I de Hijos de Rivera Inversiones Corporativas, habla sobre el concepto de economía circular en el último número de nuestra revista corporativa: «Antes contábamos con el ‘concepto de las 3 R: Reducir, Reutilizar y Reciclar’, y ahora ya son 9. Añadiendo a las anteriores: Repensar, Rediseñar, Refabricar, Reparar, Redistribuir y Recuperar.»
«Las empresas nos estamos dando cuenta de que reutilizar y compartir recursos tiene también sentido desde el punto de vista económico».
La economía circular apuesta por cambiar el modo de producción, a fin de lograr que cada producto tenga múltiples ciclos de uso y fabricación, esto es, que los recursos se conviertan en productos, los productos en residuos y los residuos en recursos.
En el otro lado estaría la economía lineal que se basa en “producir, usar, desechar”, y consumir gran cantidad de materias primas, agua y energía. Además genera una gran cantidad de desechos, tanto en la fase de producción de bienes y servicios como después del uso de los mismos.
El cambio a la economía circular
Materias primas > Producción > Distribución > Consumo > Residuo
El cambio de la economía lineal a la circular supone que los recursos mantengan su utilidad en todo momento, alargando su ciclo de vida, y los desechos se minimicen.
En otras palabras, se trata de dejar el modelo de “usar y tirar” y cambiarlo por el de reciclar, que exige un cambio de mentalidad basado en que “el residuo es un recurso”.
La primera etapa “de diseño” es el arranque del proceso de la economía circular, puesto que un mejor diseño puede hacer que los productos sean más duraderos o más fáciles de reparar, actualizar o reelaborar. Puede ayudar a los recicladores a desmontar los productos a fin de recuperar componentes y materiales valiosos. En general, puede ayudar a ahorrar recursos muy preciados. No obstante, las actuales señales del mercado parecen insuficientes para que esto sea posible, debido en particular a que no coinciden los intereses de los productores, de los usuarios y ni de los ‘recicladores’.
Antes contábamos con el ‘concepto de las 3 R’: reducir, reutilizar y reciclar, y ahora ya son 9. Añadiendo a las anteriores: repensar, rediseñar, refabricar, reparar, redistribuir y recuperar.
La manera de recoger y gestionar los residuos puede dar lugar a altas tasas de reciclado y a que los materiales valiosos retornen a la economía, o por el contrario a un sistema ineficaz en el que la mayor parte de los residuos reciclables termina en vertederos o se incineran, lo que lleva aparejado unos efectos potencialmente perjudiciales para el medio ambiente e importantes pérdidas económicas.
En la actualidad, solo se recicla en torno al 40 % de los residuos producidos por los hogares de la UE. Esta media oculta grandes diferencias entre los Estados Miembros y regiones, con tasas del 80 % en algunas zonas, y menos de un 5 % en otras. Siendo el sector cervecero español un buen ejemplo a seguir, pues en 2016 el porcentaje de recuperación de envases fue del 82%. Los envases de vidrio son los más empleados por el sector cervecero, lo que muestra el compromiso del sector con el medio ambiente, y puesto que son los que ofrecen mayor tasa de retorno por reciclaje o reutilización. Así, en España durante 2016 el 47% de los envases fueron reutilizables.
Cuando no se pueden evitar o reciclar los residuos, en la mayoría de los casos -y tanto desde el punto de vista medioambiental como económico- es preferible recuperar su contenido energético en vez de depositarlos en vertederos. Por consiguiente, “la transformación de residuos en energía” puede desempeñar un papel útil y crear sinergias con la política climática y energética. Tal y como se hace en el proceso de depuración de aguas residuales de la fábrica de cervezas de nuestra Compañía, que el biogas que se genera, se limpia y se mezcla con el gas natural para la generación de vapor, reduciendo considerablemente el consumo de gas natural.
Ciertas formas innovadoras de consumo también pueden apoyar el desarrollo de la economía circular. Por ejemplo: compartir productos o infraestructuras (economía colaborativa), consumir servicios en lugar de productos o utilizar las plataformas informáticas. A menudo estas nuevas formas de consumo las llevan a cabo las empresas o los ciudadanos, y son promovidas a escala nacional, regional y local.
La economía circular es rentable. Las empresas nos estamos dando cuenta de que reusar y compartir recursos tiene también sentido desde el punto de vista económico. Según datos de la Fundación Ellen MacArthur y de la Comisión Europea, las empresas de la UE podrían ahorrar anualmente hasta 600.000 millones de euros si realizan la transición a un modelo de economía circular. Además, se estima que las medidas adicionales que se adoptarán para aumentar la productividad de los recursos en un 30% para el año 2030 permitirán un aumento del PIB de casi un 1% y la creación de 2 millones de puestos de trabajo adicionales.
Dentro de ésta dinámica, de economía circular, estarían algunos de nuestros proyectos pertenecientes al Mercado de la Cosecha, dónde por ejemplo se está aprovechando bagazo de cerveza para alimentación de porcino “porco celta” en A Horta de Teodoro. También se están estudiando los componentes de los residuos de fabricación de la sidra para ver si tiene compuestros aprovechables para otros procesos productivos.
Y en Ponte da Boga, nuestra bodega de la Ribeira Sacra, el orujo resultante de la prensa de las uvas se destilan para elaborar el orujo y los licores Quenza e Hijos de Rivera que se elaboran en nuestra planta de Custom Drinks en Chantada.