En ANEABE (Asociación Nacional de Empresas de Aguas de Bebida Envasadas) lo tienen claro, el consumidor debe saber en cada momento qué tipo de agua está consumiendo y, para eso, nos proponen una serie de reglas que debemos conocer y que nos ayudarán a comprender las diferencias entre el agua de grifo filtrada y el agua mineral. Este es el decálogo que nos proponen, que nace de #clarosconelagua, la iniciativa desarrollada de forma conjunta con la Federación Española de Hostelería (FEHR).
Información sobre procedencia y características de las aguas. Nos dirigimos tanto a los profesionales de la hostelería como a los consumidores, para fomentar el conocimiento sobre la procedencia y características de las aguas que se sirven en restaurantes y establecimientos hosteleros.
Sensibilización social. Queremos que hosteleros y consumidores conozcan la situación y se sumen a esta campaña de transparencia.
Hosteleros más transparentes. Es importante que el encargado del establecimiento pregunte al cliente qué tipo de agua quiere y que en ningún caso sirva agua filtrada cuando éste pida agua mineral. Desde “Claros con el Agua”, queremos ayudar a los profesionales de la hostelería para que puedan informar adecuadamente a sus clientes.
Consumidores más informados. Los clientes tienen derecho a que se les ofrezca información clara, veraz y que no induzca a error. Tienen derecho a saber qué tipos de aguas les pueden servir en el restaurante y lo que pagan por ellas.
Seguridad alimentaria e información al consumidor. Las botellas de agua filtrada no disponen de cierre hermético y generalmente no ofrecen información mediante la etiqueta sobre su procedencia (el grifo). Al haber sido rellenadas en el propio establecimiento, tampoco se someten a los estrictos y exigentes requisitos de higiene y extrema asepsia que se aplican a las aguas minerales. Por ello, pretendemos promover las buenas prácticas como acto de responsabilidad tanto en materia de seguridad alimentaria como a nivel de información al consumidor.
Productos muy diferentes. Las aguas minerales naturales son absolutamente distintas de las aguas, tanto del grifo, como filtradas.
Aguas minerales. Son un producto alimentario puro desde su origen, la naturaleza, por eso no necesitan ni reciben ningún tratamiento químico para su consumo. Tienen un origen subterráneo que las protege de forma natural de cualquier riesgo de contaminación. Se envasan a pie de manantial con unas condiciones de extrema asepsia para proteger su pureza original y mantener inalterables sus propiedades saludables y su composición en minerales, que 2 permanece constante en el tiempo. Así, y gracias a su etiqueta, el consumidor sabe exactamente las características de cada agua mineral, pudiendo elegir la que mejor se adapta a sus preferencias y necesidades específicas.
Agua del grifo. Proviene de aguas superficiales y de orígenes diversos (embalses, ríos, desalinizadoras…) y, por lo tanto, necesita ser tratada químicamente (como, por ejemplo, con la adición de cloro) para desinfectarla, protegerla de potenciales contaminaciones, y que pueda ser apta para consumo humano. Además, hace un largo recorrido a través de los sistemas de conducción y tuberías de la red pública hasta llegar al consumidor y su composición es cambiante.
Agua filtrada. Es agua del grifo -por tanto, de origen también variable y composición inestable- que se somete a un proceso de filtrado doméstico en el propio establecimiento de hostelería. Este proceso altera su composición inicial y elimina el cloro, por lo que el agua queda desprotegida y es muy sensible a eventuales contaminaciones durante el envasado y servicio al consumidor.
Si quieres conocer más sobre este tema, podrás encontrar información a través de sus canales online, en Facebook, Twitter e Instagram.