Ortigueira acaba de cerrar la XXVIII edición de su Festival Internacional del Mundo Celta. Lo hizo con la estampa más tradicional del evento, el desfile de bandas de gaitas de las «naciones celtas», que recorre las calles del pueblo. El mal tiempo de los primeros días, la fuerte competencia y el mayor control en la acampada, que recuperó la esencia de las primeras ediciones, se dejaron sentir en un evento que volvió a reunir a decenas de miles de personas. Las primeras estimaciones de la organización apuntan a que unas 50.000 personas se acercaron a la Villa para disfrutar de la música celta.
Conforme a lo habitual, la oferta musical sabatina repitió como la más seguida por los festivaleros, con el violinista escocés Rúa Macmillan y el debut en Ortigueira de los irlandeses Electric céilí como principales bazas. Ambas bandas insuflaron energía a una noche que arrancó fría, y levantaron a los folkies congregados en la Alameda, a pesar de que muchos acumulaban decenas de horas de fiesta. El otro punto neurálgico del certamen, el pinar de Morouzos, se presentó, gracias al mayor control de acceso por parte del operativo de seguridad, más tranquilo que en ediciones anteriores, y también más despejado.
La última jornada retomó el espíritu más tradicional del certamen musical declarado fiesta de interés turístico internacional. El desfile, organizado por la Escola de Gaitas de Ortigueira, reunió a más de trescientos gaiteiros, pertenecientes a bandas de gaitas de Escocia, Bretaña, Asturias, Castilla- León y Galicia y, como de costumbre, cautivó especialmente a los vecinos de Ortigueira.
Operación salida
Cerrada la programación, se multiplica el éxodo de miles de folkies que “tomaron” la localidad durante los últimos días, algunos casi una semana. De hecho, las compañías refuerzan durante esta tarde y mañana lunes, sus servicios especiales. Además, se abre el acceso en turismos hasta la acampada para facilitar la retirada.
Estimaciones de asistencia
Es tiempo también de primeros balances. El Concello de Ortigueira, organizador del evento con el patrocinio de Estrella Galicia, Diputación de A Coruña. AGADIC y Xunta de Galicia, destaca positivamente los cambios de la acampada, más tranquila, con menos hogueras y menos raves que otros años y, por supuesto, la falta de incidentes de envergadura. A esto cabe añadir, el incremento sustancial de los festivaleros que solicitan información sobre visitas de interés dentro del municipio.
El alcalde de Ortigueira, Rafael Girón, apunta que las primeras estimaciones manejadas por el consistorio cifran el número de asistentes en unos 50.000, por debajo de las últimas temporadas. Con todo, se mantiene en los primeros puestos del top de grandes festivales del país. El tiempo desapacible, con lluvias persistente durante el principal día de llegada; la competencia directa de otros macrofestivales en distintos puntos de la geografía española, la propia coyuntura económica y el mayor control en la acampada, que ayudó a recuperar el espíritu de lo que era en los primeros festivales, se tradujeron en una menor afluencia de público.
